Inspiración

Historias que inspiran: El espíritu de los hielos de Maite Carranza

Me he preparado lo mejor posible para este nuevo mes de #UnAñoDeAutoras leyéndome otra de las obras de ficción de Maite Carranza titulada: El espíritu de los hielos. Aunque puede encontrarse bajo otro nombre: La selva de los Arutams.

El espíritu de los hielos se mueve entre tres puntos de vista, que son los tres personajes principales activos de la historia.

  1. Otilia, estudiante de 17 años que desea empezar sus estudios universitarios en periodismo, en contra de los deseos de su padre. Presenta un punto de vista adolescente, ingenuo y muy a menudo caprichoso, que antepone sus necesidades a las de los demás y puede llegar a ser muy, pero que muy, egoísta.
  2. D. J. El adulto de la historia. Nunca se especifica su edad pero debe rondar la treintena. Pese a ser, relativamente, joven, tiene un carácter huraño más parecido al del anciano de Up que a otra cosa. El pobre hombre se verá metido en el lío por accidente, y aunque al final acaba implicándose, la mayor parte de la historia solo querrá escabullirse del embrollo.
  3. Anarfiq. Joven mestizo (inuit-danés) de 14 años. Huérfano, vive en el puerto de Nuuk (capital de Groenlandia) y es impresionantemente supersticioso. Tiene un papel muy secundario en la historia, en contra del peso que supone en el avance de la trama.

Estos tres individuos tan dispares tendrán que trabajar juntos para alejar una criatura mitología de las manos codiciosas de un antropólogo.

  1. Contamos con un último personaje principal, que no es activo, pero alrededor del cual gira toda la trama. La criatura mitológica Youq, y sus semejantes los Arutams.

La historia tiene muchos puntos buenos que te hacen reflexionar sobre la apropiación de la cultura indígena (inuit y amazónica para ser exactos), hasta dónde puede llegar la ciencia antes de dejar de ser ética y los peligros de empecinarse en alcanzar un objetivo por muy complicado que se ponga el asunto. Maite Carranza presenta a lo largo de la historia una profunda crítica social a la sociedad occidental que valora más los éxitos y las propiedades que las relaciones interpersonales o el bienestar de uno mismo y los demás.

Y todo eso a través de una figura fantástica como es el Youq, el cual supone el punto de discordia entre los protagonistas y los antagonistas (aunque esta diferencia no siempre es visible). El Youq, el hombre de las islas, el espíritu de los hielos, representa la bondad, la felicidad y la inocencia de la humanidad a través de las leyendas inuit. Se puede ver, sin embargo, a lo largo de la novela, como tanto Otilia como D. J. lo traicionan y utilizan para sus fines egoístas. Sin embargo, esta en ellos el poder de recapacitar y volver a la senda correcta, cosa que no se le permite al antagonista principal, pero si a su secretario. Anarfiq, al final, resulta ser (quizás por su naturaleza aun infantil) el único que no da en algún momento la espalda a su amigo espiritual.

De este modo Maite nos lleva a hacer un estudio de consciencia. Nos invita a pensar en aquello que es realmente valioso. Y a no traicionarlo en pos de objetivos materialistas como pueden llegar a ser el éxito o la fama. 

Pese a todo ello, su obra no está carecida de defectos. Lo que más me echa atrás es que en cierto punto de la historia el Youq (que debería ser el protagonista indiscutible) pasa a ser una anécdota a pie de página en pos de una tumultuosa y problemática relación amorosa entre D.J. y Otilia. La cual es horrible por muchos motivos, empezando por el hecho de la diferencia de edad (que parece solucionarse exclusivamente haciendo que Otilia cumpla los 18, como si no siguieran llevándose más de 10 años). Y seguido por que es completa, y absolutamente, toxica e insana. D.J. objetiviza a Otilia constantemente, la trata de criatura inútil y la manipula. Pero no os preocupéis, porque Otilia también manipula a D.J., juega con sus (un tanto viejo verdes) deseos y está dispuesta a destrozarle la vida por una puñetera exclusiva.

Su otro pequeño gran defecto son los antagonistas. Wilfredo es el más humano, probablemente de toda la puñetera obra, pero peca de débil de mente y talante. Critica constantemente a su superior pero no es capaz de dar un paso adelante por lo que considera correcto hasta que se ve contra las cuerdas de su fracaso profesional. Eso no es un defecto de la trama, y me encanta porque Maite representa en él a todo doctorante desesperado por avanzar en su tesis. El que no tiene remedio es el Profesor, el director, que pese a que intenta ser humanizado por la presencia de sus tres hijas (que arrancan alguna escena cómica), fracasa estrepitosamente en esa misión al no proporcionar ningún tipo de redención para el personaje. Ese tipo es la chusma de la chusma, pero viendo su forma de interaccionar con sus hijas uno daría a esperar que tendría un cambio de mentalidad en algún momento, y ahí es donde creo que falla su representación.

Maite Carranza al final presenta unos personajes demasiado complejos para ser entendidos por muchos jóvenes y adultos. A mi me llevó tres días de reflexión conseguir entender el trasfondo de la historia. 

 

 

 

 

2 respuestas a “Historias que inspiran: El espíritu de los hielos de Maite Carranza

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