Otro mes, otra autora que quizás no conozcáis. Pues para eso es la iniciativa, ¿no? Cristina no ha publicado demasiado, pero si ha escrito mucho, y por esa razón quiero presentaros.
Normalmente hago yo la biografía para presentárosla, pero resulta que esta tan entusiasmada con la idea, que me ha enviado el trabajo hecho. A partir de aquí oiréis las cosas de boca de Cristina.
Me llamo Cristina Sebastià, soy de Vila-real (nacida y criada), tengo veinticuatro años recién cumplidos y soy veterinaria por la UAB desde el año pasado. En cuanto a ser escritora… Bueno, digamos que soy creadora de historias desde que tengo uso de razón. Vamos a explicarnos.
Los animales y el escribir son mi pasión, siempre lo han sido, no recuerdo un solo día en el que una de las dos cosas, o ambas, no me iluminaran la cara. Tuve un hámster chiflado (como todos los hámsters), una perra cruce de pastor del Pirineo a la que quise con toda mi alma (de hecho, parte de mí se quedó en Cantabria cuando ella murió), y ahora tengo cinco gatos. Cinco. El solterona starter pack. Misifú (en realidad es Katrina, pero ella no lo sabe) tiene ahora diez años, Sandy rondará los seis o siete y sus hijos (de padre o padres desconocidos) Vicky el Vikingo, Rudy Fernández y Jack Sparrow cumplirán cinco este verano. Mi pequeña Misifú es un gato de escritor, cada vez que creo algo, o que leo como si no hubiera un mañana y escucho música, ella se tumba a la salida de aire de mi viejo portátil Lazarus (es que murió una vez) y me hace compañía. Son momentos mágicos, la verdad.
Pero estos son mis niños, y tenía que hablar sobre mí. Vale. La veterinaria es algo que nunca me planteé de otra manera, es lo que decidí de pequeña que sería y los tauro vamos a saco con nuestras decisiones. Escribir fue diferente, porque no es algo que planeas, no dije un día “¡Eh, voy a ser Pérez-Reverte con pelazo!”, simplemente era algo que estaba ahí, a mi lado, una pasión que pasaba desapercibida, contradictoriamente, aunque cada año se ha ido dejando ver más y más.
Gané mi primer concurso de literatura a los nueve años. Era un pequeño certamen tipo religioso en el que había que escribir sobre la Virgen María. ¿Qué hice yo? Dejarlo para el último día, como siempre. Entonces me agobié, hasta que vino mi madre y me dijo “Cambia el punto de vista”. Esa frase me ha acompañado desde entonces. Haciéndole caso, en vez de escribir sobre el papel de María como madre de Dios, lo hice como hija de Él, me planteé cómo sería ella de niña, ya que yo también lo era. Y debió parecerles guay a los del jurado, porque me llevé unas cosas de escritorio como premio que aún conservo (pedazo boli, en serio).
Aparte de ganar algunos concursillos de cole y de instituto, en los últimos cursos de esta etapa oscura gané un concurso de guiones publicitarios, contra el alcoholismo y las drogas. También participé en las Olimpiadas Nacionales de Ciencias, tanto en primero como en segundo de bachillerato, pero esto ya es movida científica.
Ya en la universidad, me animé a participar en un concurso de relatos cortos (tres días antes de que se acabara el plazo, claro), el premio Mírame a los ojos, en el que también me clasifiqué (no voy a decir que gané porque había cuarenta ganadores entre… novecientos relatos que se presentaron, en realidad no está mal), y donde hice una de mis grandes amigas de la actualidad, Arancha, cuando tuvimos que viajar para hacernos las fotos (salir despeinada es un lastre que voy a llevar toda mi vida, estoy segura).
Qué más… Al contrario que mi querida y nueva amiga, que ya ha publicado un libro en solitario (Mundo partido, una distopía bien interesante) y del que estoy casi tan orgullosa como ella, yo aún estoy dando los últimos repasos a mis ideas terminadas (¡sí, en plural!) para poder hablar seriamente con algunas editoriales, hay que admitir que el final de carrera me dejó tocada y hundida. Sin embargo, he salido a flote con un club de escritura del que formo parte desde octubre del año pasado, hay unos cuantos escritores locales de Castellón, y me encanta ir creando familia literaria. Cada mes escribimos algo nuevo, relatos cortos que me ayudan a plantearme nuevos retos y con los que ya he tenido alguna que otra buena idea.
¡Vale, este es mi recorrido! Espero poder publicar muy pronto, es mi próxima batalla a ganar, pero tengo muy buenas armas, ganas y amigos que me apoyan. Es una ventaja importante.