Habrá quién ya sepa a que me dedico a tiempo completo. Y quienes no: soy veterinaria. Acabe la carrera hace ya la friolera de 2 añitos, con la cabeza llena de sueños, y me he llevado más de un varapalo desde entonces. Parece que me he curtido, pero aun tengo días en que me pregunto si esto es realmente lo que quiero hacer con mi vida.
Probablemente, mi comunidad lectora de amigos, ya se habrá leído más de un artículo sobre la frustración de hacer lo que hacemos.
Os pondré un caso práctico: un mujer viene por primer vez a la consulta con un canario (siempre ha sido mi sueño hacer exóticos) que tiene un problema en la pata. Tras un examen rápido, veo que tiene la patita muerta y se debe amputar. Al explicárselo a la señora, esta no quiere pasar por cirugía. Le propongo un tratamiento antibiótico y contra el dolor (sin ningún tipo de garantía). Acepta, pero al saber que va a tener que pagar además, la consulta que yo ya he hecho, monta un pollo. Que si hubiera sabido que la consulta (mi tiempo, mi trabajo y mi experiencia) se tenia que pagar no habría entrado, que su canario no cuesta ni la mitad de lo que cuesta la consulta.
Se marcha sin pagar nada, y el canario sin siquiera un tratamiento contra el dolor de una pata que se le esta necrosando.
¿Se os ha revuelto ya el estomago? Yo me sentía enferma, con ganas de llorar, y sintiendo que era mi culpa que el pobre animal sufriera.
Pero como trabajo emocional para mí, y con la esperanza que comprendáis un poco mejor a vuestro veterinario, voy a discutir los diferentes puntos que nos saco esa mujer.
Es que el animal cuesta menos de los que cuesta la consulta (o cualquier acto en sí, ya puestos)
Como bien dijo el técnico veterinario que vino a mi rescate cuando sentí que me mareaba discutiendo con esta mujer: aquí el valor del animal no esta definido por su precio de compra, sino por el valor sentimental de este.
La mayor parte de gente no paga nada por su mascota; gracias en parte al alto numero de abandonos, que permite que tu puedas encontrarte cualquier gatito o perrito en la calle y adoptarlo. De mis animales, solo el perro es adoptado en protectora. Todos los demás vinieron a casa por «coste cero».
¿Quiere decir eso que no debo gastar un solo euro en su salud?
Espero que vuestra respuesta automática sea un no rotundo. Si tomas la decisión de bienvenir un ser vivo en tu casa, sabes de antemano que eso va a conllevar unos costes. Desde pienso, materiales y, sin olvidar, cualquier tratamiento médico (solo vacunas y desparasitación si tienes la suerte que en sus 20 años de vida no tenga ninguna enfermedad), son cosas que debes prever.
Un bebé humano (y perdonad si soy frívola) «técnicamente» no cuesta ningún euro conseguirlo. Y nadie va a discutir que vas a tener que gastarte la pasta en su manutención.
Es que es muy caro
Es posible. La gente esta muy acostumbrada a la sanidad pública. Todos pagamos con impuestos al medico, para que cuando tú caigas enfermos no té cobremos por la visita (y todo lo demás).
Por desgracia no es el caso de los veterinarios. Amén, que un día haya una sanidad publica de mascotas. Hasta entonces, el precio de la visita viene definido por los gastos que tenga la clínica: personal, material, laboratorio… Obviamente un centro que tenga un escáner va a cobrar más por las visitas que un consultorio sin siquiera rayos X. Porque el simple hecho de tenerlo allí, y tener a alguien que sepa manejar, una herramienta digna de hacerse un master, preparado para actuar, ya cuesta dinero.
Los veterinarios adoramos nuestro trabajo. Es muy vocacional, es cierto. Pero eso no quita que queramos tener un piso con electricidad, calefacción en invierno y comida sobre la mesa.
Cabe destacar que somos de los profesionales peor pagados. Yo misma, cobro lo mismo que si trabajará de cajera, con cinco años de carrera. Que no es por despreciar el trabajo de los cajeros, sino el nivel precario en el que vivimos los veterinarios.
Es que solo te lo has mirado
Sí, señora. Pero como digo en el punto anterior. No solo esta pagando por mi tiempo (tengo que tener un sueldo, ¿sabe?), sino también por el técnico veterinario, la secretaria y el edificio en el que se encuentra.
Y si solo me estuviera pagando a mí… He estudiado 5 años de carrera (formar un veterinario cuesta alrededor de 1 millón de euros, a repartir entre estado y los padres), me he especializado para poder dar lo mejor (que eso también cuesta) y por ende mi tiempo cuesta dinero. Me he pasado mis 45 minutos discutiendo contigo las opciones de tratamiento. Aunque solo sea hablar… a un asesor (que en teoría solo habla) le pagarías por su tiempo, ¿no?
En resumen
Me he desahogado. Y puede que más de uno se haya sentido identificado. Que comprendo que en este momento de tu vida, no tengas dinero para pagar un procedimiento super complicado en tu animal. Puede pasarle a cualquiera.
Pero una cosa es no poder pagarlo, y otra muy diferente no querer. He visto a gente pedir prestamos para poder operar su animal de urgencias (estuve trabajando de urgencias durante un año), porque en ese momento no tenían el recurso.
¿Acaso yo le regateo el precio del pan al panadero? Asumo que el precio que me da es justo. Y si no tengo suficiente para comprar el pan bueno, miro si esta más barato en otro sitio.
Y eso, mis lectores, es lo que me esta quitando el sueño últimamente. Se dice que los veterinarios sufrimos de fatiga emocional. Mucha gente se piensa que es por el estrés de ser responsable de un ser vivo (y hay momentos estresantes, no lo discuto), pero cuando a mi se me quitan las ganas de vivir es cuando alguien me echa en cara querer cobrar por mi trabajo.
No solo estas cuestionándome a mi como profesional. Sino degradando el valor de un animal que, te aseguro, yo haría todo lo posible por salvar.