Mi reseña del mes con este autor que mi madre me lleva diciendo que lea mucho tiempo. Y sinceramente… que razón tenia.
¿Si usted intentara filmar unos tejones, les arrojaría bocadillos de manteca de cacahuete para atraerlos? ¿Cómo se sentiría usted si tuviera que acercarse sigilosamente a un gran rinoceronte blanco antes de dar nerviosamente instrucciones a un cámara? ¿Se le ocurriría buscar lechuzas, usando ratones disecados como cebo, en pleno invierno canadiense? Gerald Durrell se encontró en estas situaciones y, lo que es peor, mientras estaba filmando su serie televisiva «El naturalista aficionado». Este libro cuenta como se las arreglaron él y su esposa con los poco cooperadores animales y con los aún menos manejables realizadores de televisión, y lo que se divirtieron durante el rodaje.
1. Un ídolo
Gerald Durrell fue el naturalista pop de la generación de mi madre, así como el mío fue David Attenborough o el Dr Brown. Por esa misma razón, cuando mi madre vio que me dedicaría a la veterinaria, me sacó su colección de libros de este autor.
Aunque no lo leí inicialmente (le tenía tirria a cualquier libro con aspecto de viejo después de pasar por obra como El Lazarillo durante mi adolescencia), si que me llevó a investigar sobre el buen hombre y, más aún, sobre su zoológico.
Resulta que este señor fundó un zoo en una isla de Inglaterra, que a día de hoy esta a la cabeza de la conservación ex-situ de animales raros. En sus instalaciones se encuentran especies que no se ven en ningún otro zoo, no por ser raras, sino por no ser populares, pero con una gran importancia para los ecosistemas.
En su momento soñé con acabar trabajando en un lugar como aquel, y en consecuencia desarrollé una profunda admiración por este hombre que cumplió mi pequeño sueño varias décadas antes de que yo misma naciera.
2. Animales raros
Gerald destaca por intentar atraer el foco a animales muy importantes para sus ecosistemas, que la gente no conoce. En este libro, igual que en su zoo, se concentra en bichos como el lución, o las hormigas de Panamá. Seres poco interesantes para el publico en general, pero que nos convendría tener en el punto de mira.
No solo aparecen, sino que dedica párrafos enteros a hablarnos de sus curiosidades y biología, cosa que alguien como yo (una veterinaria) aprecia sobremanera. Es como leer un atlas, sin las partes aburridas.
3. Humor
No hay nada más gracioso que leer sobre un grupo de hombres adultos intentando filmar a un lagarto, y perdiendo estrepitosamente en su intento contra este. Si deseáis una lectura simple sin muchos rompe-cabezas, esta es una muy recomendada.
A mejorar
-1. Los tiempos
Gerald se crió el siglo XX, teniendo que pasar por la segunda guerra mundial de joven. Su descripción de la relación del hombre con los animales, pese a muy amorosa, no deja de ser retrograda comparada con los conocimientos científicos actuales.
No parece ético dar mantequilla de cacahuete a unos tejones, o tener en una bañera a lagartos salvajes. Parece un muy mal ejemplo, y más de un naturalista actual podría sentirse incomodo ante sus practicas.
Es en consecuencia un libro que no envejece bien, y que en caso de leerlo, conviene recordar que el trato de los científicos hacia los animales era muy diferente en las época de 1960.
En resumen
No esperaba que me gustara tanto leer sobre un hombre inglés que se dedica a hacer documentales de animales. No puedo esperar a perderme de nuevo en sus descripciones de los hábitos de vida de los luciones.
Yo tambien me ley ese libro y la verdad fue uno de los libros mas divertidos y lindos que ley. Sabrias de otros libros de Durrell que se le parezcan porque me lei tb. Mi familia y otros animales y otro de animales del bosque tropical y no parecian del mismo autor.
Si sabes de libros similares de durrell o si los 2 que tratan sobre zoologicos estan divertidos e interesantes , me encantaria que me dijeras.
Gracias
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La verdad es que no he leído más desde entonces. Si alguna vez lo hago te digo.
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