
Toda era tiene que llegar a su fin. Ha dado comienzo una estación de desenlaces. Empieza con una gran grieta roja que recorre las entrañas del único continente del planeta, una grieta que escupe una ceniza que oculta la luz del sol. Empieza con la muerte, con un hijo asesinado y una hija perdida. Empieza con una traición, con heridas latentes que comienzan a supurar. El lugar es la Quietud, un continente acostumbrado a la catástrofe en el que la energía de la tierra se utiliza como arma. Y en el que no hay lugar para la misericordia.
Vuelta a la Quietud
Debo volver a insistir en los fascinada que me tiene el worldbuilding de Jemisin. Cómo el mundo cambia y se adapta según la región, aquí los cambios se aprecian mejor a través de los ojos de Nassum, la hija de 10 años de Essun o Sienita. Aquí se nos explica que le ocurrió después de la muerte de su hermano Uche a manos de su padre, y como la insistencia de su madre por controlar la orogenia la ha llevado a culparla de todos los males.

Eso la lleva a las manos, ni más ni menos, que del antiguo Guardián de Essun: Schaffa. Este ha cambiado desde la última vez que lo vimos. Pese a no recordar a Essun si decide ir en contra de sus consignas para proteger a alguien que reconoce en Nassum, lo cuál le este salvando la vida a la pequeña.
Aprendemos más sobre como funcionan las estaciones, y como las comunas y la fauna que las rodea se adaptan a ellas. Aprendemos que del Fulcro ya no queda nada, o casi nada, y que nos acercamos a un nuevo tipo de orogenia, algo llamado por las civilizaciones antiguas como magia, representada en hilos plateados.
Más sobre los comepiedras
Conocemos a los come-piedras hacía el final de la Quinta Estación. Se trata de unos seres humanoides hechos de piedra, con deseos y objetivos desconocidos, pero increíblemente poderosos. Aprendemos más de ellos, descubrimos su origen en parte, y conocemos lo que quieren (por lo menos algunos de ellos) a lo largo del segundo libro. Son unos personajes muy curiosos, que recuerdan a vampiros u otros seres que viven durante largos periodos de tiempo. Llegan a ser tan viejos que han olvidado sus origenes, e incluso algunos sus nombres, pues no les queda lugar para recordar todo eso. También se explica el desapego con los humanos, seres que para ellos siempre tienen prisa, pues para ellos el tiempo es algo largo…
El portal de los obeliscos
También descubrimos cosas nuevas de los obeliscos, el como funcionan, un poco sobre lo que son y donde vienen. Y como pueden ser utilizados para aumentar el poder de los orogenes. Aquí es cuando Alabastro le pide a Essun que abra el portal de los obeliscos, que los conecte entre ellos para poder restituir la luna a su orbita conocida, y acabar así con las Estaciones al aplacar la furia del padre tierra. Cabe destacar que Essun deja esta hazaña para el proximo y ultimo libro.
En resumen
Algunos compañeros me dijeron que estaba sobrevalorada, pero a mi me sigue fascinando la dureza del mundo y la trama. No puedo esperar para la última parte. |
